Manuel Díaz El Cordobés y Julio Benítez: lo que dicen sus gestos
Cuando Manuel Díaz ‘El Cordobés’ y Julio Benítez supieron que torearían juntos el próximo 11 de marzo en Morón de la Frontera, ya imaginaban que, más allá de la faena, lo que primaba era su parentesco. Era la primera vez que los dos hermanos coincidían en el ruedo y el morbo de la cita era una sensación que ninguno de los dos quisieron obviar.
Ambos se precipitaron a anunciarlo en sus redes sociales para tratar de dar naturalidad a una corrida que será de todo menos corriente. Por eso y porque la polémica estaba servida, Manuel y Julio decidieron capear el temporal con una rueda de prensa que, previa a la corrida, desvelase cómo es la relación que ambos mantienen fuera de la plaza. Como cabía esperar, su encuentro con los medios -que tuvo lugar el pasado jueves- fue tenso y los periodistas no ayudaron a relajar una rueda de prensa que seguro que es una de las más duras que ambos han ofrecido.
Los toreros Julio Benítez y Manuel Díaz, en la presentación de su cartel taurino (Gtres)
Precisamente porque muchos de sus gestos hablaron por sí solos, LOOK se ha puesto en contacto con un experto en comunicación no verbal que revele los entresijos de este primer encuentro entre hermanos. José Luis Martín Ovejero confiesa distinguir dos personalidades perfectamente diferenciadas en ambos que, lejos de enfrentarse, supieron complementarse en su primer acto público en común.
“Manuel tiene una personalidad más abierta y extrovertida que le hace parecer más cómodo con la situación. Julio, sin embargo, es más cerrado y más tímido, tal y como revelan algunas posturas rígidas que ha mantenido en algunos momentos. Por ejemplo, a la hora de estrecharse las manos podemos ver cómo Manuel tiene el brazo en forma de L evidenciando estar más relajado mientras que Julio estira por completo el brazo en un gesto algo tenso. Recuerda al apretón de manos de Pablo Iglesias al Rey», explica Martín Ovejero.
Los toreros Julio Benítez y Manuel Díaz, en la presentación de su cartel taurino (Gtres)
Para este experto en comunicación no verbal hay varios detalles que no hay que dejar pasar. En primer lugar, habría que destacar las numerosas muecas de tensión que repetía Julio y, en segundo lugar, los gestos manipuladores de Manuel, que necesitaba tener algo en las manos -bolígrafo, cartel- para tranquilizarse y canalizar su nerviosismo.
Los toreros Julio Benítez y Manuel Díaz, en la presentación de su cartel taurino (Gtres)
A pesar de todo, según Martín Ovejero, entre ambos no se perciben «indicadores negativos como la ira, el asco o el desprecio, ya que estos son sentimientos que son imposibles de disimular y que afloran de manera automática». Prueba de ello es que los dos hermanos han intercambiado miradas constantemente y sonrisas.
Los toreros Julio Benítez y Manuel Díaz, en la presentación de su cartel taurino (Gtres)
«Cuando no estamos bien con una persona lo primero que hacemos es retirarle la mirada», dice el experto, que también quiere destacar el hecho de que ambos se dirigieran al otro por su nombre: «Ese lenguaje de proximidad sin evitar decir sus nombres representa acercamiento a nivel mental y excluye que sientan cualquier tipo de rencor, animadversión u oposición hacia el otro hermano».
Donde sí que se aprecia cierta tirantez es cuando a Julio le pregunta un periodista si esto será el inicio de un acercamiento entre ellos. El hijo menor de Manuel Benítez dice que «no se descarta nada» sin utilizar la primera persona. Para Martín Ovejero esto significa que no lo tiene nada claro, ya que de lo contrario «se hubiera involucrado más en la respuesta utilizando la primera persona».
A pesar de lo singular de la situación -dos hermanos que lo son de manera legal desde hace apenas unos meses-, la conclusión de los testigos que siguieron de cerca el encuentro entre Manuel y Julio es que fueron sinceros el uno con el otro. Decía el marido de Virginia Troconis que ambos venían del mismo sitio e iban hacia el mismo lugar, pero también aseguraba que, en caso de cualquier desgracia en el ruedo, él no dudaría en socorrer a Julio aunque su vida también corriera peligro. A los toreros, que se dice que están hechos de otra pasta, les une algo que está muy por encima de los lazos de sangre. Eso Manuel Benítez también debería saberlo.